domingo, 19 de octubre de 2014

Arriba las patatas

De cómo casi gano un concurso de Patatabrava en el que exigían empezar así, y terminar así.

- ¡Qué buenas estas bravas!
- Vamos a dejarlo en patatas, que estos alemanes de bravas no entienden…
- Se les da mejor la cerveza.
Ella miró cómo él pinchaba una patata y después le cambió de tema.
- Yo no quería venir de Erasmus a Bremen.
- Ni yo –contestó él sin dudar.
- Ninguno. Pero ahora me alegro de haber terminado aquí. Mucho.
- ¿sabes? No echo tanto de menos España.
- ¿cómo que no? Yo sí.
- Yo no. Echo de menos el clima, el sol, sí, mis amigos, vale. Pero no tengo unas ganas enormes de volver. No me quedaría más de un año o un año y medio, eso seguro, pero no me apetece volver por el momento…  aquí estoy muy bien.
- Lo a gusto que estás en un sitio se mide en cuánto echas de menos otros sitios.
Él sonrió pero no dijo nada, y ella siguió hablando.
- ¿y después qué?
- ¿después? –contestó él mientras seguía comiendo- ¿de la Erasmus?
Ella asintió antes de beber un trago de cerveza.
Él se encogió de hombros y siguió hablando.
- Después nada. O después todo, yo qué sé. Esto es todo mentira, Clara, cuando esto acabe todo será mentira. Nada une esta vida con la vida que tenemos en España. No hay nada ni nadie en común. Podríamos pensar que todo ha sido un sueño si no tuviéramos ni fotos ni Facebook. Un día nos despertaremos. Y no sé si va a doler o si va a ser la hostia. O las dos cosas.
- De nosotros depende.
- Sí. Y la cuenta atrás empieza pronto.
- No digas eso, nos quedan cuatro meses todavía.
- Mira cómo ya los puedes contar con los dedos de una mano – sonrió él cogiendo la jarra de cerveza.
Se quedaron callados un momento. Hasta que ella volvió a hablar.
- Pero no digas que es mentira. Nos llevamos mil cosas de aquí. Y mil personas, y volvemos diferentes, volvemos siendo totalmente otros. Volvemos un poco más mayores y un poco más sabios.
- Sí, eso es verdad.
- Y en España no hay esta puta mierda de patatas –dijo ella, y pinchó otra patata.
- Y más pronto que tarde las estarás echando de menos.
- Odio la sensación de saber que echaré de menos algo que ahora odio.
- Pues deja de odiar.
Ella lo miró  y medio rio moviendo la cabeza y quitándole importancia a lo que él había dicho.
Se volvieron a callar.
Hasta que ella volvió a hablar.
- Y no tengo ni idea cómo va a ser vivir con los kilómetros de por medio. Pero creo que las cosas se mantienen cuando realmente hay cosas que mantener.
Silencio.
- Que las hay.
- Pero cualquier día estamos comiendo bravas de verdad otra vez –dijo él.
Ella rio y pinchó otra patata.
- Ya veremos luego. Pero mientras tanto… ¡arriba las patatas!
Abril 2013